«Algunos recuerdos aparecían como imágenes destellantes,
cubriéndola de un manto de amargura que le dificultaba el paso
de aire. Lo sola que estuvo cuando Tomás no la acompañó a Paraná
luego de perder su embarazo, cómo revoleó los ojos cuando ella le
contó que iba a pedir por el niño en misa. El trance en el que había
entrado entre tantos recuerdos dolorosos le impidió notar que las tiras
de la silla estaban calientes, que sus piernas tenían marcas rojas
por la leve quemadura, o que transpiraba como un chancho al rayo
del sol mesopotámico. El cuerpo no reconocía el dolor».

María y Gloria orbitan en un pueblo de Entre Ríos alrededor de Tomás
Rossi, un policía en ascenso con quien ambas tuvieron hijos. María
intenta mantener una casa sola mientras Gloria busca que Ignacio
sea reconocido por su padre. Así, infidelidades recurrentes, rencores
del pasado y secretos familiares se entrecruzan en un mismo punto,
un hombre cuyo destino está atado a la tragedia. Y en el medio,
las mujeres: hermanas, tías, abuelas que participan en la crianza de
estos dos niños.
Sebastián Leonangeli construye en La vida en la orilla una novela
en la que el tiempo captura a los personajes