«Entre una frontera y otra, a pie, en avión o en bicicleta, Carolina escribió una novela completa de su vida, de su(s) viaje(s). ¿Es posible narrarnos a nosotros mismos con tanta honestidad, mirarnos a nosotros mismos de una manera tan descarnada, y en el proceso hasta lograr sinceramente sanar un poco las heridas? Será posible: definitivamente no es frecuente. Carolina se confiesa (porque sí: eso está haciendo también; estas páginas son una novela, un diario de viajes, un confesionario de papel, más amable cuanto más portátil), se confiesa ante ella y ante quien la lea, con tanto desparpajo, que se me hace casi temeraria. Escribe con tanta genuina duda de sí misma (y el que duda de sí mismo encontró un centro que jamás tendrá el que vive de certezas), que cuenta las versiones que le dan los otros sobre los hechos que ella recuerda de manera distinta». Graciela Yáñez Vicentini, del epílogo
Carolina Clack nació en Bogotá. A los dieciséis años se mudó a Caracas, donde estudió Literatura en la Universidad Central de Venezuela. A los treinta años emprendió un viaje de mochilera por Latinoamérica que la llevó a vivir en Buenos Aires, donde se conectan todos sus mundos: la escritura, lo digital y la creatividad. Fue nómada digital por cuatro años entre América, Europa y África. Catadora de ciudades y enamorada de la vida, aunque a veces la haga llorar.