Entre el campo y la ciudad hay un abismo. La ciudad es un motor, el campo es una planta. La ciudad se mueve al ritmo de sus habitantes; el campo, al ritmo de la naturaleza. El viaje de los alimentos del campo a la ciudad es un entramado complejo de relaciones comerciales, muchas de ellas presentes en este libro.

Fui concebido en el campo y criado en la ciudad. Soy un ser urbano con el campo siempre en mi horizonte. La vida me llevó a administrar una empresa agropecuaria y, como un hombre orquesta, participar en cada detalle de un entramado complejo de personas, empresas y Estado.

El gaucho se ha tenido que adaptar al siglo XXI. El frente de batalla ya no son los indios contra los que peleaba Martín Fierro. La trinchera hoy es agricultura de precisión, la ganadería intensiva y las innovaciones en biotecnología. Hoy se le pide mucho más al gaucho.

Estos poemas intentan mostrar la complejidad del día a día de quienes dedican su vida a gestionar la naturaleza para producir alimentos. Y que, aun en medio de toda esa vorágine, siempre hay tiempo para la contemplación, la belleza, el contacto con la naturaleza y el mate.

FS