El punto de partida de estos poemas es casi siempre el espacio hogareño, abierto hacia un jardín cargado de metáforas que ayudan al entendimiento de una subjetividad madura y reflexiva. Desde la ventana, el jardín invita a testimoniar el milagro cotidiano de la vida vegetal, cuyos signos despiertan la reflexión sobre la propia fragilidad. La poesía se vuelve un lugar de resguardo ante la inclemencia, una lengua para aprender a decir de nuevo. El adentro y el afuera representan lo conocido y lo desconocido; su umbral, una invitación al nuevo día.
En Jardín de sombras, Laura Mignone, con inteligencia y sensibilidad, busca la escritura en los rincones de un hogar tomado por el silencio de las ausencias presentes, en donde la contemplación es una disposición del espíritu y abre la posibilidad de lo poético.
Laura Mignone nació en Luján, provincia de Buenos Aires, en 1964, donde vivió hasta empezar sus estudios universitarios. Tuvo grandes maestros y maestras: artistas, poetas, la naturaleza, amigas, hermanos, hijas e hijos, un gran amor. Tiene ocho hijos y publicó varios libros de artista.